jueves, 4 de octubre de 2012

Ensayo Laura Kamila Gutiérrez


EL MIEDO A  LAS EPIDEMIAS
El hombre a través del paso del tiempo ha ido identificando sus principales miedos y cuáles son los causantes de estos, sin embargo, en el momento en que se enfrenta a un factor desconocido o totalmente nuevo la angustia es un sentimiento que aparece constantemente. Las enfermedades representan uno de los miedos que la humanidad todavía no ha podido controlar del todo debido a que nadie conoce realmente el cuándo, dónde o el por qué suceden y al ser “un mal desconocido” (Duby, 1995, p.80) sin un cura conocida se recurre a lo sobrenatural y a la ayuda divina para acabar con el terror y el mal. Las epidemias causan angustia, miedo, terror y hasta son tomadas como castigo divino a causa de los pecados tanto en la Edad Media como actualmente, pero en la antigüedad también despertaban un sentimiento de solidaridad por parte de algunas personas que dedicaban su vida al cuidado de los enfermos, sobre todo aquellos que vivían en conventos consagrados a Dios.
Entonces, a partir de la anterior y basándonos en el paso del tiempo ¿en nuestra sociedad todavía se encuentra ese espíritu solidario? ¿Las enfermedades, epidemias, etc. son consideradas como castigos enviados desde el Cielo? ¿El rechazo a los enfermos persiste en la sociedad? Para resolver éstas preguntas es necesario conocer un poco sobre la historia de la Edad Media y las enfermedades que surgieron en esta época. Como ya se había dicho, antiguamente cuando sucedía algo extraño y no se tenía una solución se atribuían esos hechos a las fuerzas divinas pero al mismo tiempo la sociedad buscaba culpables que generalmente eran aquellos marginados como lo judíos que no profesaban la religión oficial. Hasta antes del siglo XIV no se habían conocido enfermedades de grandes repercusiones, las personas tenían organismos resistentes hacia los virus y la tasa de mortalidad no era preocupante, pero para este siglo, en el año 1347, empieza la peste negra, una enfermedad totalmente extraña para el continente europeo la cual causa la muerte de un tercio de su población. El desarrollo del comercio europeo hizo que mercaderes de la región establecieran relaciones con el continente asiático de tal forma que los barcos de Asia podían desembarcar en los puertos, así “uno o varios navíos trajeron el germen de la peste al Mediterráneo desde Crimea, donde habían almacenes genoveses” (Duby, 1995, p.81). Esta peste que empieza en Italia, al ser de un continente extraño y no ser conocida por nadie empieza a causar una gran oleada de muertes por todo el continente creando así un miedo latente entre las personas, buscando así permanecer en familia y evitar salir para no contagiarse. Al no tener lo conocimientos claros, ni poseer una cura los médicos no podían hacer mucho y las precauciones que se podían tomar eran pocas fundamentadas en datos poco verídicos, el miedo que desató esta peste hace que la sociedad culpe a los leprosos y judíos de contaminar el agua y expandir el virus creando un notable desprecio por estas personas, sin embargo, el ambiente de muerte y los pocos recursos hacen que algunas persones busquen la manera de ayudar ya sea cuidando a aquellos infectados sin tratarlos mal o enterrando a los muertos aunque fuera una tarea difícil debido al gran número de muertes que habían y los medios tan limitados que habían para los funerales. Esta peste  la cual cada vez fue causando menores estragos siguió apareciendo hasta principios del S. XV hasta el momento en que la sociedad consiguió que sus cuerpos respondieran correctamente a los síntomas dejando en el pasado el terror reflejado no sólo en los recuerdo sino también “en el arte y la literatura” (Duby, 1995, p.86).
Actualmente disfrutamos de mayores conocimientos en el ámbito médico, lo cual nos permite acceder a varios métodos para encontrar la solución a las enfermedades, sin embargo, se han presentado casos donde la medicina no tiene o no encuentra la solución lo cual hace que la población empiece a sentir ese miedo y esa angustia que se siente desde la Edad Media, el terror a la muerte antes de tiempo o a ser contagiado se siente en el entorno, el rechazo hacía las personas que sufren estas enfermedades es notorio sobre todo por parte de ciertos grupos sociales, no se puede decir que no exista un sentimiento solidario hacia estas personas, sin embargo es más difícil encontrar centros que los alojen y alimenten sin ningún costo ó personas que de corazón, es decir, sin ningún interés los ayuden en su vida cotidiana. Por otro lado, aunque la fe ahora no sea tan estricta y no haya una religión oficial, la libertad de credos es permitida y cada quien tiene el derecho a escoger sus creencias todavía existe la idea de que los fenómenos que causan desastres o traen dolor tras de sí son castigos que vienen del cielo como consecuencia de los actos pecaminosos en la tierra y al igual que en el pasado, si no se encuentra una cura o un responsable los que no son totalmente aceptados por la sociedad terminan cargando con la culpa de algo que no tuvo que ver con ellos directamente. Un ejemplo de esto es el sida recién fue descubierto, donde los religiosos atribuyeron esa enfermedad como un castigo que le mandaba Dios a la comunidad homosexual debido a que estaban actuando en contra de la voluntad divina del Señor.
En conclusión, podemos ver que aunque hayan transcurrido cientos de años entre la Edad Media y nuestra sociedad los miedos que el hombre tiene no han cambiado de una manera radical, puede que el progreso continúe y haya solucionado algunos aspectos que antiguamente eran un misterio o que la religión ya no juegue el mismo papel de poder que antes pero a la hora de asumir problemas totalmente desconocidos seguimos confiando en un ser supremo que nos protege o castiga y todavía estamos en un proceso para aceptar nuestros temores y llevarlos al punto de entenderlos para encontrar una respuesta en vez de angustiarnos frente a ellos.

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